Recursos financieros verdes, pero sin fondos

https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UVX2RLBEG5GTXCLX37KDSJLYQM.jpg?auth=cf976d6cd03d5591daf743c4143f85358217739468cd88d9681b8d21ef9b9929&width=1200

La emergencia ambiental, intensificada por las actividades económicas del ser humano, ha revelado la necesidad imperativa de proteger y rehabilitar tanto los ecosistemas de tierra como los marinos. El aumento de las temperaturas globales, la disminución de especies y la contaminación son cuestiones relacionadas que ponen en peligro la salud del planeta, afectando por ende a las economías y a la vida de las personas. En este escenario, se levantan voces que insisten en la importancia de conservar lo que aún queda y reparar lo que ha sido deteriorado. No obstante, para lograr estas misiones esenciales, se requiere no solo de determinación política y acción científica, sino también de un financiamiento adecuado y duradero.

Según indican los especialistas, el cambio hacia una economía más verde es, sobre todo, una cuestión de financiamiento. Aunque preservar los ecosistemas, como selvas y océanos, es crucial para frenar el cambio climático, esto también supone afrontar un alto costo económico. Por ejemplo, es necesario compensar a las comunidades locales por desistir de deforestar, corregir la pesca excesiva mediante subsidios para los barcos inactivos, o encontrar fuentes de ingresos alternativas para áreas turísticas cuyo impacto ambiental necesita ser reducido. Para llevar a cabo estas acciones, frecuentemente es esencial la cooperación con países de economías débiles, los cuales, usualmente, están más enfocados en las necesidades inmediatas de subsistencia que en los objetivos de conservación a largo plazo.

En el ámbito mundial, se calcula que los recursos necesarios para establecer una economía con bajas emisiones de carbono varían entre 4,000 y 6,000 millones de euros. No obstante, aún no se tienen cifras concretas sobre lo necesario para alcanzar el objetivo de proteger el 30% de los océanos para el año 2030, de acuerdo con lo establecido en el Tratado de los Océanos. Para abordar esta situación, los especialistas recomiendan que el sector público, el sector privado, las ONGs, las fundaciones y los filántropos trabajen en conjunto. Solo a través de la unión de esfuerzos se podrán enfrentar los inmensos retos impuestos por la crisis ambiental.

En términos de estrategias de financiamiento, hay varias herramientas que buscan dirigir recursos hacia la protección ambiental. Entre ellas se encuentran los bonos verdes, los fondos de inversión responsables, los créditos verdes y los intercambios de deuda por naturaleza. Estos mecanismos facilitan la movilización de grandes cantidades de dinero para proyectos de conservación y restauración. En 2024, las emisiones mundiales de bonos verdes superaron los 669.000 millones de dólares, demostrando el interés cada vez mayor en las inversiones que promueven la responsabilidad ambiental. En España, los bonos verdes también han experimentado un notable crecimiento, con emisiones que aumentaron de 16.550 millones de euros en 2022 a 19.241 millones en 2024.

En cuanto a las estrategias de financiación, existen diversas herramientas que buscan canalizar recursos para la protección del medio ambiente. Entre ellas se incluyen los bonos verdes, los fondos de inversión sostenible, los préstamos verdes y los canjes de deuda por naturaleza. Estos mecanismos permiten movilizar grandes sumas de dinero para proyectos de conservación y restauración. En 2024, las emisiones globales de bonos verdes superaron los 669.000 millones de dólares, lo que refleja el creciente interés en la inversión ambientalmente responsable. En España, los bonos verdes también han crecido significativamente, con emisiones que pasaron de 16.550 millones de euros en 2022 a 19.241 millones en 2024.

Por otro lado, la filantropía tiene un papel fundamental en el financiamiento de iniciativas de conservación, especialmente en áreas donde los recursos públicos son escasos. Frecuentemente, las grandes contribuciones de individuos y fundaciones privadas complementan e incluso superan la financiación estatal. Un ejemplo es el de las Islas Galápagos, donde la organización Galápagos Conservancy ha destinado 50 millones de euros para preservar la biodiversidad del archipiélago. Filántropos como Leonardo DiCaprio también han realizado contribuciones significativas, invirtiendo 43 millones de dólares en la recuperación de especies en peligro de extinción.

Por otro lado, la filantropía desempeña un papel crucial en la financiación de proyectos de conservación, especialmente en aquellos lugares donde los fondos públicos son limitados. A menudo, las grandes donaciones de individuos y fundaciones privadas complementan la financiación pública e incluso la superan. En el caso de las Islas Galápagos, por ejemplo, la organización Galápagos Conservancy ha invertido 50 millones de euros en la conservación de la biodiversidad del archipiélago. Filántropos como Leonardo DiCaprio también han realizado aportaciones significativas, con una inversión de 43 millones de dólares para la restauración de especies en peligro de extinción.

En España, las empresas, más que los grandes filántropos, están desempeñando un papel clave en la conservación del medio ambiente. Compañías como Inditex, IKEA, Coca-Cola y Repsol han destinado sumas importantes para financiar proyectos de sostenibilidad, que incluyen iniciativas de reforestación, tratamiento de aguas y conservación de ecosistemas críticos. En los últimos cinco años, diversas empresas han aportado más de 7,5 millones de euros para proyectos de WWF España, demostrando que el sector privado tiene un papel fundamental en la protección ambiental.

Sin embargo, la financiación no siempre es suficiente para hacer frente a los desafíos ambientales. A medida que la crisis climática se intensifica, la falta de recursos públicos y privados podría poner en peligro los avances logrados hasta ahora. A nivel global, el cambio de enfoque de algunos gobiernos, especialmente la retirada de EE. UU. de los acuerdos climáticos y la creciente concentración en el gasto militar, pone en riesgo los esfuerzos por mitigar el cambio climático. En este escenario, será crucial que tanto las empresas como los filántropos continúen desempeñando un papel activo y que se busquen nuevas formas de generar ingresos para financiar la conservación y la transición hacia un futuro más sostenible.

Por Alejandro Salas

You May Also Like